lunes, 11 de junio de 2007

Conductivismo, cognitivismo, socioconstructivismo… uff!

En las experiencias de aprendizaje de lengua que he tenido hasta hoy creo que ha habido de todo. Me recuerdo perfectamente memorizando verbos irregulares en francés, en inglés e incluso en castellano y valenciano. También recuerdo memorizar todas las declinaciones en latín y las terminaciones de los tiempos verbales regulares del francés. Así pues, detrás de algunas de mis experiencias encontramos la teoría tradicional. Sin embargo, he de decir que la mayoría del tiempo, las clases se basaban en un método conductista pues, en el caso del francés y del inglés, seguíamos siempre el libro. Eran siempre libros de esos que empiezan con una lectura, siguen con unos ejercicios de comprensión del texto, luego el vocabulario de la unidad, los ejercicios de gramática, de comprensión oral, de redacción y, finalmente, una especie de resumen de la unidad con ejercicios. Supongo que este tipo de libros facilitan bastante la tarea del profesor. El problema es siempre escoger un buen libro…

En la universidad no ha habido libros de texto… más bien muchos trabajos, muchos de ellos en grupo. No es que odie los trabajos en grupo. A veces puede ser muy divertido y constructivo, pero cuando te falta tiempo, lo último que quieres es depender de tu grupo, pero bueno, todos hemos pasado por ahí…

La verdad es que en la enseñanza de lenguas, creo que con el método que me he sentido más a gusta ha sido el conductista. Pero en la experiencia que me hace decantarme por este método no había ningún libro de texto. Fue en la escuela de idiomas (ya os he hablado de ello en anteriores posts). La profesora se hacía su propio libro con unidades. Me acuerdo perfectamente de que nos pasaba las fotocopias con ejercicios que ella misma había elaborado. La verdad es que aprendí mucho!! Incluso nos hacía leer libros y nos pasaba ejercicios de vocabulario y de comprensión sobre el libro. La tía se lo curraba…

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